"(Un muchacho leyendo una carta)".
Empezaré por el final, mi fin; porque aunque esto acabe de empezar en parte para mi se acaba del todo.
Fue un día nublado, nunca en la aldea se habían posado nubes de tan inmensa oscuridad, pero ese día algo oscuro impregnaba el aire, los miembros de la región del infierno habían cruzado la laguna.
Eran tales sus ejércitos que arrasaron el poblado en cuestión de segundos, saquearon hasta la última moneda ganada con sudor y lágrimas por los pobres infelices que no sabían lo que se avecinaba. Es inmenso el dolor que siento por todo lo que nos han arrebatado, la casa en la que crecí, familiares a los que nunca más podré ver; pero ninguno de ellos es comparado con el sufrimiento de saber que la madre de mi hijo, mi amada, ha sido ejecutada por ellos.
Ahora me encuentro sólo, junto a mi hijo, navegamos durante tres días hasta llegar a unas humildes casas a las afueras del lago, no tardarán mucho en llegar, el final del que anteriormente hablé ha llegado, hijo mío sólo hay espacio para esconderte a ti en el desván antes de que aparezcan en las casas; espero que puedas leer esto. Suerte y felicidad para tu vida.